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El hígado desempeña un papel esencial en la metabolización de la comida, la lucha contra las infecciones, la regulación del flujo sanguíneo y la eliminación de sustancias tóxicas, entre ellas el alcohol.
La primera, la descomposición del etenol hace las grasas se digieran con mayor lentitud y se acumulan en el hígado, infección que se denomina ESTESTOSIS HEPÁTICA O HÍGADO GRASO.
En la segunda, se produce inflamación crónica o hepatitis.
Aunque por sí solo el consumo de alcohol puede causar hepatitis, por lo visto también favorece indirectamente su aparición al mermar la resistencia del organismo a los virus de las Hepatitis B y C.
DAÑO HEPÁTICO CRÓNICO POR ALCOHOL
El diagnóstico etiológico, en cambio, ocasionalmente presenta algunas dificultades, que dependen de diversos factores: Con frecuencia el paciente niega el antecedente cuando se trata de alcohol. En otras oportunidades, no existe el antecedente del eventual agente patógeno, como ocurre ocasionalmente con los virus o con el uso de medicamentos. A veces, la naturaleza misma de la enfermedad hace que no existan antecedentes. Es el caso de enfermedades como la hemocromatosis o enfermedad de Wilson, en que la primera manifestación de la enfermedad a menudo es la aparición de una complicación.
Las causas de daño hepático crónico más conocidas son:
1. Alcohol
2. Hepatitis crónica
3. Cirrosis Biliar Primaria
4. Hemocromatosis
5. Colangitis esclerosante
6. Déficit de a 1 Antitripsina
7. Drogas hepatotóxicas
8. Cirrosis Biliar Secundaria
9. Enfermedad de Wilson
2. Hepatitis crónica
3. Cirrosis Biliar Primaria
4. Hemocromatosis
5. Colangitis esclerosante
6. Déficit de a 1 Antitripsina
7. Drogas hepatotóxicas
8. Cirrosis Biliar Secundaria
9. Enfermedad de Wilson
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